‘Nuestra Voz’ de Sonoma, dando Voz a la Comunidad Latina

“Desde una edad muy temprana, nunca me sentí feliz jugando en el recreo, era mucho más feliz ayudando a los maestros a calificar exámenes”, dijo Alejandra Cervantes. “Todo ello me llenaba de felicidad, y ahora me siento igual”.

Cervantes es la fundadora de Nuestra Voz, organización sin fines de lucro de Sonoma cuyo objetivo es apoyar a familias inmigrantes de bajos ingresos.

La organización se enfoca en temas que afectan a los latinos del valle de Sonoma, abordando necesidades como bienestar mental, alfabetización, tradición cultural y fomento al compromiso cívico.

Para Cervantes, las comunidades con las que trabaja están cerca de su corazón, ya que ella misma es migrante. A los 24 años, en 1989, se mudó a los Estados Unidos desde un pueblo mexicano en el estado de Michoacán. Ella entiende profundamente las luchas que la inmigración trae consigo. “Al principio todo es tan nuevo”, afirma.

“Todo te hace sentir tan pequeño e insignificante, como si no tuvieras los medios para salir adelante”.

Aunque ella estudió contabilidad en México, no fue capaz de utilizar su licenciatura en Estados Unidos. Así que Cervantes decidió regresar a la escuela y recibió su G.E.D (Diploma de Educación General) de parte de la Sonoma Valley High School.

Ella continuó su educación en el Napa Valley College, enfocándose en aprender inglés. “Estaba motivada para ir a la escuela aquí porque entendí que este país valora la educación y ésta era la manera de seguir adelante”, afirmó.

Cervantes fundó Nuestra Voz en el año 2000, la idea de la organización salió de temas expuestos por los residentes. Cervantes sintió la necesidad de comprometerse más con lo que estaba sucediendo en la comunidad.

Comenzó con un grupo de latinos residentes de Sonoma que se reunían para discutir problemas que estaban experimentado y mejoras que deseaban referentes a las condiciones de sus familias. Ellos querían mejorías como más alumbrado público en sus vecindarios. Cervantes dijo que el crimen era muy alto en el área en esa época.

“Yo era una niña en esas reuniones, el impar hacia afuera”, aseguró riendo. “Asistía y veía a gente con mucha experiencia y pensaba, bueno, lo único que tengo es un corazón”.

Había servicios sociales disponibles en esa época, pero no muchos que fuesen directamente enfocados para mejorar a la comunidad latina.

Cervantes describe Nuestra Voz como un punto de partida, una plataforma que permite aprender a la gente que no cuenta con experiencia, con labor comunitaria.

“La gente que viene a nuestros programas nunca ha estado involucrada con la comunidad”, dijo. “Ellos ven los beneficios y poco a poco aprenden a volverse líderes en su propia comunidad, a cualquier edad. Nosotros los empoderamos a que sigan adelante y devuelvan a la comunidad”.

El nombre “Nuestra Voz” fue inspirado por la necesidad que los residentes sintieron al momento de alzar la voz y ser escuchados.

“Pensamos, vamos a hablar, a expresarnos, a hacerles saber que nosotros estamos aquí y que tenemos estas necesidades”, afirmó Cervantes.

Nuestra Voz comenzó haciendo reuniones en el Vineyard Workers Service Center, y continúo moviéndose alrededor de diferentes espacios antes de finalmente encontrar un hogar en la sala comunitaria de Springs Village Apartments en Agua Caliente.

Con la ayuda de un programa de liderazgo brindado por el Santa Rosa Memorial Hospital; Cervantes fue capaz de desarrollar sus capacidades de liderazgo. “Cuando fui a esos entrenamientos, aprendí que un líder es alguien responsable por él mismo y por otros, eso es lo que significa ser parte de la comunidad. Significa ser exitosos juntos”, dijo Cervantes.

Por medio de Nuestra Voz ella asegura que ha sido capaz de formar un hogar fuera de casa para la comunidad latina. “Éste es un lugar donde los niños se sienten en casa. Muchos se han mudado a este país recientemente y están en espacios extraños, ellos sienten comunidad aquí”.

Lizbeth Cabrera, 25 años, se involucró por primera vez con Nuestra Voz a los 9 años de edad, cuando Cervantes se acercó a ella y a su Hermana para que participaran como lectoras bilingües en un programa de radio. “En total, estuve con Nuestra Voz un poco más de 10 años”, comentó Cabrera. “Nuestra Voz fue un recurso increíble para mi familia y para mí”.

Durante su tiempo con Nuestra Voz, Cabera creó un programa llamado “Big Sister, Big Change”, (Hermana Mayor, Cambio Mayor), un programa gratuito de vacaciones de primavera para niñas de escuela media que se enfocaba en nutrición y educación física. Cabrera asegura que Cervantes fue siempre su defensora. “Ella me dio el apoyo fundamental cuando tuve mi propio programa”, dijo. “Le debo mucho de mi desarrollo personal y profesional a Nuestra Voz”.

Cervantes ha organizado gran variedad de clases y eventos que incluyen yoga, Zumba y karate, todos gratis. Ella fue incluso muy importante en la creación del jardín comunal de Larson Park, que actualmente cuenta con más de 20 cajas llenas de vegetales frescos para alimentar a familias locales.

En el pasado, Nuestra Voz ha sido anfitrión de grupos de apoyo y retiros de parejas. Ellos también han jugado un gran rol en la organización de la celebración del Día de la Independencia de México, que se lleva a cabo en el mes de septiembre en la Plaza.

Gran parte de la labor de Nuestra Voz se ha enfocado en ser atractivo para la juventud latina del valle de Sonoma.

“Recuerdo que un niño una vez dijo que su vida sólo era la iglesia y el mercado de pulgas, que cuando regresaba a clases después de las vacaciones de verano y el maestro preguntaba a la clase qué habían hecho durante las vacaciones, él no tenía nada que decir”, explicó Cervantes. Esto le inspiró a reclutar mentores para que organizaran paseos con los niños.

En 2004, Nuestra Voz comenzó un programa de radio emitido temprano por las mañanas del fin de semana en la KSVY 91.3 FM. Cervantes ponía música mexicana al aire y ofrecía un segmento donde los niños leían historias sobre otros niños. “Fue tan precioso”, comentó.

Actualmente Nuestra Voz ofrece clases de karate los lunes, martes y viernes de 5 a 6 p.m. Y clases de yoga los miércoles de 7 a 9 p.m.

Cervantes hace su trabajo con la visión de la comunidad dando recíprocamente a la comunidad. Nuestra Voz es una organización autónoma, que depende grandemente de voluntarios y donaciones. Las clases que se dan en su espacio son dadas por miembros de la comunidad que donan su tiempo y su talento. “Son mentores que abren puertas para otros con sus habilidades”, dijo Cervantes.

La misma Cervantes se ha convertido en uno de esos mentores. En 2016, fue nombrada “Mujer del Año del Condado de Sonoma”, gracias a sus contribuciones al valle de Sonoma. Su puerta siempre está abierta, lista para brindar una mano amiga y un oído atento.

Y ¿a dónde espera ver a Nuestra Voz en el futuro?

“Quiero ver más voluntarios compartiendo sus talentos con la comunidad, no siendo desperdiciados”, comentó. “Todos tenemos un talento que compartir”.

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