Estudiantes de escasos recursos cumplen el sueño de ir a la universidad

Para los estudiantes de bachillerato, Martín Flores y las gemelas Mía y Leah López Bazán,

Ser testigos de la cantidad de esfuerzos de sus padres desde que emigraron a Estados Unidos —los padres de Flores emigraron de Guatemala, mientras que la familia de Mía y Leah vino de México—, fue una fuente de inspiración para que estos tres estudiantes consideraran continuar con sus carreras.

Para Flores, de 18 años, ir a la universidad siempre ha sido una de sus metas. No sólo aspira a mejorar su propio futuro por medio de la educación superior, sino que quiere ser un modelo a seguir para otros estudiantes latinos y hacer que su familia se sienta orgullosa.

“He visto a mis padres luchar”, dijo Flores. “Han tenido que hacer trabajos ridículos sólo para poner comida en nuestra mesa y no sólo quiero demostrarles que tomaron la decisión correcta al venir a los Estados Unidos, sino que quiero demostrarme a mí mismo que valió la pena, y que si ellos pueden hacer esos trabajos, yo puedo ir a la escuela y obtener un título”.

Si bien el ATS brindó a Flores el apoyo para graduarse de la prepa, su compañera de ATS, Leah, de 17 años, describió los refuerzos positivos del programa como un asunto esencial, que la persuadió a completar su educación a pesar de que los maestros no creían en ella, dijo.

“Cuando estaba en la primaria, ninguno de mis maestros realmente tenían fe en mí y sentía que no tenía ni siquiera el sueño de ir a la universidad”, dijo Leah, mientras recordaba sus primeros años en la escuela sintiéndose desanimada de perseguir una carrera más allá de Sonoma Valley High School, donde ella y su hermana gemela se graduarán este verano.

Aunque la universidad parecía un sueño escurridizo para ambas hermanas, debido al estado económico de su familia, Leah dijo que ATS es el epítome del impulso que tanto ella como Mía necesitaban para superar sus propias expectativas, a pesar de haber rebasado el obstáculo de sentirse una minoría en su propio salón de clases.

“Quiero que otros estudiantes de primera generación sepan que deberían estar orgullosos de estar en las clases de Colocación Avanzada (AP, por sus siglas en inglés), incluso si no ven a nadie que se parezca a ellos”, dijo Mía. “A veces también me he preguntado a mí misma, ‘sólo porque no veo a nadie de mi color y el resto de los estudiantes latinx están en clases regulares, ¿eso significa que ahí es donde se supone debo estar?’ No”.

Susan Wandling, directora del programa ATS, dijo que este proyecto que forma parte de TRIO, un programa financiado por el Departamento de Educación de Estados Unidos y legislado en la Ley de Educación Superior de 1965, brinda a los estudiantes atención personal con la esperanza de que prevalezcan en la escuela y guiarlos hacia la aventura de la educación superior.

“(Martín, Leah y Mía) son excelentes embajadores de TRIO”, dijo Wandling. “No todos los estudiantes comienzan su educación con los mismos recursos. Los asesores de alcance ATS motivan y capacitan a los estudiantes para superar las barreras que podrían impedirles asistir a la universidad de su elección, al egresar de la escuela preparatoria”.

Wandling dijo que ATS les ha proporcionado a los estudiantes recursos del programa, como asesoría personalizada, talleres de preparación para la universidad, visitas a universidades e información de ayuda financiera que pueden obtener mayor valor en la medida que avancen hacia la universidad.

Basándose en su experiencia personal, Flores describió la educación preuniversitaria como una fuente de empoderamiento que ofrece a los estudiantes la oportunidad de tener un enfoque profundo, mientras hacen la transición a la universidad, como él lo hizo.

“[ATS] me preparó”, dijo Flores, durante sus últimos días en Rancho Cotate High School, antes de ir a UC San Diego. “Me han ayudado a comprender el proceso de la universidad y me ha abierto los ojos a lo que me gusta de un campus universitario y a dónde debería dirigirme”.

Flores dijo que se siente bien preparado para aventurarse en la carrera de sus sueños: una profesión como ingeniero informático en un sector tecnológico como Google o Apple, gracias a las bases que obtuvo por medio de ATS, un aspecto que Mía describió como esencial para incrementar el impulso intelectual de un alumno.

"Empecé a obtener As y Bs una vez que entré en este programa", dijo Mía. "Pudieron ayudarme a entender que soy capaz de ir a la universidad, me ayudaron a darme cuenta de que no importa cuál sea el color de mi piel o cuál sea mi experiencia, siempre que haga el trabajo duro y siempre que esté decidida a hacerlo, puedo ir a la universidad".

Con la seguridad de que la universidad es ahora posible, con 14 cartas de aceptación combinadas entre ambas hermanas, en escuelas como St. Mary's College de California, University of the Pacific, Oregon State, Sonoma State University... Mía y Leah dijeron que esperan con ansia comenzar un nuevo capítulo, en una carrera como veterinarias con aspiraciones de un día abrir su propia clínica veterinaria accesible para las comunidades de bajos ingresos.

"Definitivamente ATS me motivó aún más para ir a la universidad, porque no tenía la mentalidad adecuada para siquiera intentar ir a la escuela", dijo Leah. "Honestamente, no podía verme yendo a la universidad, pero (ATS) estaba allí para apoyarme y asegurarme de que me mantuviera en el camino, se aseguraron de que aprobara mis clases".

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