Familia Díaz lleva sabores de Oaxaca al Norte de la Bahía

La aventura culinaria de los hermanos Pedro y Octavio Díaz en California

Hoy, los hermanos Díaz son dueños de los dos El Farolito en el condado de Sonoma. En Healdsburg tienen Agave, Casa del Mole, y abierto en enero de este año, Persimmon. Además abrieron Agave Uptown, en Oakland, en julio también de este año.

Todo esto comenzó hace unos 20 años, cuando decidieron comprar una 'taco truck'. Encontraron la mejor oferta en el sur de California. Así que rentaron un carro y lo condujeron hasta las calles de Los Ángeles donde adquirieron la lonchera. Pedro todavía recuerda la pesadilla que pasó al conducir aquel automotor que hasta cocina incluía, por toda la autopista 101. “Veníamos más lento que un burro. Todos los carros nos venían pitando. Yo creí que ya no llegábamos”, dijo entre risas una tarde en su restaurante de Persimmon, entre lustrosos cubiertos y brillantes copas de vino.

Pedro después vendió aquella lonchera para invertir como socio en El Farolito de Windsor, lugar que vendió y volvió a adquirir en 2010. Apenas en este verano remodelaron el patio, con una fiesta que incluyó bailables oaxaqueños y música de banda en vivo.

“Te voy a contar la historia de Pedro”, me dijo su hermano, Octavio, mayor que él. “Ese cuate empezó vendiendo flores en Los Ángeles. Cada semana lo deportaban, pero de una u otra manera volvía a entrar. Cuando llegó acá —al Norte de la Bahía— anduvo en la construcción, como mucha de mi familia”, me contó Octavio en alguna ocasión.

Y esa ha sido la receta de estos hermanos: la familia. Desde la receta de mole de su madre, hasta la inversión para abrir tanto negocio. “Todos pusimos dinero. Ningún banco quiso darnos un préstamo a nosotros. Así que todo fue inversión familiar. Mis tíos, las tías. Primos, primas; hermanos, hermanas. Todos pusimos algo”.

Ahora los seis negocios dan empleo a unos 10 familiares. Incluidos el papá y la mamá de ambos, quienes están dedicados de manera exclusiva a la realización y distribución del mole.

Y ese es un proyecto más, todavía por salir este año: el envasado del mole para su distribución masiva. “Ya sólo estamos esperando la licencia”, dijo Octavio. “Todos los permisos están aprobados, Sólo falta la última licencia para embotellarlo y ponerlo de venta en restaurantes, en forma de pasta, para que lo modifiquen a su gusto, más dulce o picoso, como quieran. La receta base es de mi jefa”.

Uno de los sueños más grandes de los hermanos Díaz es crear una fundación que otorgue becas económicas a jóvenes que buscan continuar con sus estudios superiores.

“Nos ha inspirado mucha gente, y queremos seguir apoyando a la gente para que todos sigamos creciendo”, continuó Octavio. “Somos muy orgullosos de venir del estado de Oaxaca, de Santa Gertrudis, y lo que traemos son los sabores de Oaxaca”.

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