Miedo y ansiedad entre comunidad inmigrante indocumentada

The Press Democrat [English version]

En una pequeña oficina ubicada al final de un estacionamiento en el centro de Guerneville, la terapeuta familiar y matrimonial, Reina Báez ha comenzado a ver los síntomas emocionales y psicológicos que los inmigrantes indocumentados locales han experimentado después de la victoria del presidente electo Donald Trump: ansiedad, miedo, ataques de pánico.

La posibilidad de una represión sin precedentes a la inmigración ilegal —luego de años de políticas estatales y federales sin la aplicación de la ley— el asunto preocupa a la comunidad local de inmigrantes, una población que supera los 30,000 indocumentados y probablemente incluye decenas de miles de hijos nacidos en Estados Unidos, así como parientes que también son ciudadanos o inmigrantes con permanencia legal.

"Estoy viendo que los niños no quieren ir a la escuela porque temen que sus padres no estarán allí cuando vuelvan a casa", dijo Baez, de 35 años.

La promesa de Trump de una supervisión más estricta de la frontera y de ejecutar intensas deportaciones, tiene a muchos inmigrantes indocumentados consternados sobre el futuro de los programas federales que les ofrecían una suspensión temporal de la deportación, como la acción diferida del presidente Obama para aquellos que inmigraron durante su infancia, o la AB 60 en California que permite solicitar licencias de conducir.

Báez, originaria de Puerto Rico, se mudó recientemente a Guerneville y trabaja para Santa Rosa Community Health Centers, como consejera de salud mental. En su pequeña oficina, cerca de Main Street, Báez creó el Libertad Community Center, un "espacio seguro" donde los inmigrantes latinos pueden buscar asesoría sobre salud mental.

"Me imagino que va a haber un aumento en los trastornos de ansiedad y los ataques de pánico en los próximos meses, y luego quién sabe", dijo Báez. "No sabemos qué va a pasar, pero es muy probable que empeorará y la incertidumbre es muy mala para la salud mental y el bienestar".

Estos programas sacaron a muchos inmigrantes indocumentados de las sombras, creando bases de datos federales y estatales con información de identidades, como nombres, fechas de nacimiento y direcciones. Aunque las deportaciones alcanzaron cifras récord bajo la administración de Obama, programas como DACA y AB 60 dieron a muchos inmigrantes una sensación de seguridad y normalidad. DACA permitió que miles de residentes en el condado de Sonoma que fueron traídos sin documentos cuando niños, pudieran obtener permisos de trabajo y permanecer en el país sin temor a la deportación.

Richard Coshnear, un abogado de inmigración en Santa Rosa, que dirige un grupo de defensa de inmigración llamado VIDAs, dijo que tiene pocas respuestas para aquellos que buscan tranquilidad. Él mismo tiene demasiadas preguntas: ¿Duplicarán la cantidad de agentes de inmigración y de autoridades aduaneras? ¿La administración de Trump eliminará el derecho de un inmigrante a ir ante un juez para apelar una orden de deportación? ¿Regresarán las redadas de inmigración a los lugares de trabajo?

"La gente pregunta: '¿Van a meter a la gente en la cárcel o van a ir tras los que nunca han estado en la cárcel'", comentó Coshnear.

Para Janet, quien tiene DACA y pidió que sólo se usara su primer nombre, la vida bajo el presidente electo Trump significa una pérdida de oportunidades y un retorno al temor de ser deportada a un país que no conoce. Esa es una píldora difícil de tragar para alguien que hace dos años se graduó de UC Santa Cruz, con un título en células moleculares y biología del desarrollo.

"Me doy cuenta de que serán capaces de encontrarme, como sea", dijo Janet, de 24 años. "Da algo de miedo saber que tienen mi dirección, que tienen mis huellas dactilares, que saben todo; espero que no lo usen en contra de nosotros".

Janet, que fue traída a Estados Unidos por sus padres cuando tenía apenas tres meses de edad, nunca ha salido del país. Creció en Occidental y su familia se mudó a Santa Rosa cuando era estudiante de secundaria.

Asistió a la preparatoria de Piner, donde fue cautivada por el campo médico, mientras estaba en el programa de biotecnología. Janet trabaja como administradora de casos para una organización privada de atención médica, que provee servicios de salud mental para el condado de Alameda, y tiene planes de continuar su educación para convertirse en enfermera.

La llegada de DACA fue un "suspiro de alivio", dijo.

"Nos hemos escondido nuestra vida entera", dijo Janet. "Hay un temor constante de lo que podría ocurrir si uno es detenido por un oficial de policía... Lo primero que hice cuando conseguí mi licencia de conducir, fue salir a comprar un auto y obtener un seguro, todas esas cosas que la gente suele tomar a la ligera eran tan emocionantes para mí".

Trump ha prometido acabar con DACA.

Stephen Scribner, otro abogado de inmigración en Santa Rosa, dijo que sus clientes con DACA están "muy asustados". Dijo que en general está recibiendo preguntas inquietantes de sus clientes actuales, así como personas que acuden a él por primera vez.

Entre ellos están los inmigrantes que están casados con ciudadanos estadounidenses y están buscando una forma de obtener una ‘Green Card’.

"Todos están preocupados de que los programas puedan cambiar", dijo. "En última instancia, estas aplicaciones son decididas por personas que trabajan para la administración".

Alejandra, una campesina de 48 años que vive en Santa Rosa y llegó a Estados Unidos en 1992, dijo que tiene tres hijos nacidos en Estados Unidos. Ella, quien también pidió que sólo se use su nombre, dijo que se abstuvo de obtener una licencia de conducir por medio de la AB 60, porque temía ponerse en una posición vulnerable.

"Es como estar en una lista de objetivos para los racistas", dijo.

Pero dijo que se resigna a la posibilidad de ser deportada a su estado natal de Oaxaca, México, donde tiene una casa.

"No estoy preocupada. Si vienen a buscarme, pues ya he tenido a mis hijos y he hecho lo que he tenido que hacer", dijo. "Tengo fe en Dios, y cada paso que doy estoy encomendada a Él".

Pero las oraciones de los jóvenes inmigrantes, como Janet, son diferentes.

"Realmente espero, y estoy rezando por que nuestra información no sea compartida, y que la gente de nuestra comunidad y la gente en general alrededor de nosotros haga todo lo posible para apoyarnos", dijo.

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